lunes, 8 de septiembre de 2014

Venganza


Hey, girls! Les dejo un pequeño relato hecho para una clase que detesto. No estaba muy inspirada, así que es un poco Divergent, un poco Graceling, un poco Las Crónicas de Emma, etc. Pero bueno, algo es algo.
Se los dejo, se llama...

Venganza:

Ardiff era un stirjven. Un stirjven que vivía en Fobos, una de las lunas de Marte. Por eso estaba en peligro, tanto él como su familia.
En Fobos, todos los habitantes eran llamados los Urdak. En su idioma, esto significaba "real". Todos los Urdak eran extremadamente altos, su piel era albina, y sus ojos siempre de colores fuertes, contrastando con sus oscuras cabelleras. Poseían la capacidad de mover objetos con la mente, pero su mayor poder procedía de su origen: el fuego. Eran capaces de manejarlo a su antojo, tanto para iluminar como para dar calor, para defenderse... Y para atacar.
Sin embargo, algunos de ellos eran distintos, insubordinados, rebeldes. Se llamaban stirjven, y eran extremadamente poderosos. Tenían una habilidad sobrenatural para manejar su poder sobre el fuego, y una mente muy disciplinada. Esto último se debía a que, además de mover cuerpos y objetos, sus mentes poseían la capacidad de comunicarse entre ellas. Sin embargo, su mayor poder residía en su capacidad para influir en los pensamientos y emociones de otros Urdak.
Gracias a sus grandes poderes mentales, los stirjven se negaban a ser controlados por la casa gobernante, los Ordaaj (que, irónicamente, significaba "dominante"). Por este motivo, los últimos dedicaban gran parte de sus recursos a cazarlos. Al ser la heterocromía (distintos colores de ojos), uno de sus rasgos particulares, no les resultaba excesivamente difícil.
Hace 11 años, en un pueblo alejado, una familia de stirjven vivía escondida entre las sombras; padre, madre... E hijo. Ardiff, que en ese entonces tenía solo 6 años y muchos poderes por descubrir, se escondía con sus padres sin saber qué los perseguía. Entonces llegaron los Ordaaj. Ambos padres murieron esa noche, al sacrificarse para que su hijo lograra escapar.
Ardiff creció entre tinieblas, desarrollando sus poderes a fuerza de errores. Creció con una única y solemne promesa en mente. Un juramento hecho a sus padres ese horrible día, cada vez más lejano.

Así, 11 años más tarde, el stirjven se puso en pié frente a su pequeño ejército, frente a la fortaleza principal de los Ordaaj. Animó a sus colegas, preparó su estrategia, y corrió, con un solo grito de guerra en su mente, un juramento a punto de ser cumplido. Venganza.